jueves, 26 de febrero de 2015

::

Cerraba los ojos con fuerza. Haciendo todo lo posible porque estas lágrimas no cayeran de nuevo por mis mejillas. Tumbada en mi cama, escuchando música y rota. Tan rota que cortaba y tan fría, que quemaba. ¿Que he vuelto a hacer mal?

Cada día me despierto con menos ganas de estar aquí, existiendo. Y siempre que pongo un pie en el frío suelo de mi habitación, siempre, pienso que en qué la voy a cagar hoy, que voy a hacer mal y porqué o quién lloraré hoy. Quién estará ahí secando mis lágrimas pero ¿a quién engaño? Nadie está aquí nunca. Cada día me pongo delante del espejo, aunque odie con todas mis fuerzas mirarme en él, y me pongo a practicar que sonrisa fingida haré hoy y he de decir que ya no me quedan muchas, ya no son tan creíbles como lo eran antes.



miércoles, 25 de febrero de 2015

,

-¿Y tú? ¿Qué hace una niña tan buena muriéndose de esa forma?- preguntó señalando aquel cigarro que tenía entre mis delicados dedos.-¿A caso no ves que eso es una forma de morir muy ridícula? 

-Yo suelo llamar ridícula a mi vida.- dije dando otra calada más grande.

-¿Por qué te matas así?

-No quiero vivir, simplemente pido a gritos morir pero no soy oída por nadie. Parece que el cigarro es la única forma de acabar con todo esto.

-¿Acabar? ¿Por qué no seguir?

¿Y por qué seguir? Pregunté entonces, pero no hubo una respuesta, no hubo nada. Todo se dijo con el silencio y las miradas. Entonces cogió el cigarro de entre mis delicados dedos y dijo 'si vamos a morir, que sea juntas' 

La vida es demasiado dura y yo ya he aguantado demasiado. Demasiadas caídas y demasiadas pocas manos que me ayudasen a levantarme. Demasiados arañazos y demasiadas pocas personas que estuviesen ahí. Solo pedía que me salvasen, que juntasen todos estos trocitos rotos que tengo, que me pegasen con el pegamento más barato o con el más caro pero que no me dejasen que me hiciese añicos. Pedía a gritos ser rescatada de esta mierda, que me ayudasen y que creyesen en mi pero sin embargo nadie lo hizo. Me dejaron de lado como al vagabundo que encuentras por en medio de la calle pidiendo limosna. Me abandonaron por lo que hasta yo acabé haciéndolo también.
Tuve un vicio, una ganas de morir se les puede llamar también, encontré a un amigo que no me abandonaba, que estaba siempre ahí cuando me sentía nerviosa o necesitada y que, por suerte o por desgracia, quitaba un día de mi desastrosa vida. Y entonces lo coloqué sobre mis labios, acerqué aquella llama y le concedí el poder de matarme.

25-02-2015

Aquí estoy de nuevo. Hace ya algo de tiempo que no me paso por aquí a escribir sobre mis penas, tal vez sea porque hace mucho tiempo que no me sentía como me siento ahora. Rota. Inútil. Inservible.

No sé que es lo que hago mal, cada día, cada semana y cada mes, todo es consecutivo y ya todo esto cansa. Cansa demasiado porque tengo la necesidad de sonreír pero no fingidamente. Tengo la necesidad de ser feliz, pero no por un rato y hasta luego. 

Quiero, exijo, pido a gritos que toda esta mierda se vaya de mi algún día. Que pueda ser feliz, por mi, que pueda sonreír y aprender a reírme de mí misma. De que cometa fallos y me ría de ellos, y aprenda, y los vuelva a cometer y me vuelva a reír porque eso es vida. Quiero ser una adolescente capaz de reírse de sí misma y no de llorar cada vez que se ve en el espejo. 

¿Por qué todas ellas sí pueden hacer como si nada y yo, en cambio, vaya llorando por todo? ¿Por qué ellas si pueden ser felices y yo no? ¿Por qué todo esto me tiene que pasar a mí? ¿Es que a caso he hecho mal y me lo estén devolviendo?