Es como que me he acostumbrado a sentirme querida, protegida y a salvo entre tus brazos. Me he acostumbrado a tus caricias y a tus te quieros. Me he acostumbrado a tu olor y a tus besos, al margo sabor de las despedidas. También me he acostumbrado, como no, a hablar diariamente contigo, tus buenos días y tus buenas noches, a tus preocupaciones, a tus tonterías y hasta cuando eras directo. Me he acostumbrado al miedoso sentimiento de estar en una nube, a echarte de menos y a alegrarme cada vez que te veía, a como sonaba tu risa en mi oído y a las dichosas mariposas en el estómago cada vez que te besaba.
Dime como cojones le digo a mi cabeza que no te piense, como le digo a mi corazón que no te sienta, a las mariposas que no vuelvan a revolotear, a mi sonrisa que no salga más cuando oiga tu nombre, dime como cojones
me
olvido
de
ti.
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