martes, 5 de mayo de 2015

miedo.

Miedo.
Lo que sentí.
Lo que siento.
Lo que nunca se va a ir de mí.
Por gilipollas, parece que lo hago a pulso.
De eso que nadie se preocupa por ti, nadie te quiere, te sientes sola, que no le importas a nadie, que estás sola y sola acabarás y de repente llega alguien que te hace que todo eso cambie. Te sientes importante, que le importas a alguien y que ese alguien no quiere dejarte. Te quiero, y con esa persona te sientes acompañada. Se preocupa por ti y tienes miedo. ¿De qué? No lo sabes pero te echas para atrás aunque ya has comenzado a sentir algo por esa persona que no querías sentir ¿qué haces? tener más miedo y alejarte más si es que aún se puede y sientes que no se va a ir, no quieres que se vaya pero tu miedo dice que se puede ir ya. Llega un momento en el que la otra persona se cansa, tanto que se va. Te deja rota, sin nada, más vacía que antes, más rota si se puede y el miedo se hace más grande, y lo odias, y quieres parar de tener miedo para parar de perder a gente que, tal vez, si puedan llegar a preocuparse por ti.

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